Ayer conversábamos con Erika, psicóloga clínica de Barcelona que en breve colaborará con nosotras y estamos MUY contentas por su próxima aportación y la de Tana, que nos hablará de la liberación femenina en términos de sexualidad. A ambas queremos darles una buena bienvenida.
El tema de hoy son las relaciones familiares triángulo y su consecuencia familiar, el niño/a triangulado; lamentablemente en numerosas ocasiones hemos escuchado la siguiente frase «cuando venga tu padre te vas a enterar» o «ahora que no nos escucha tu madre»…
Hoy buscando más información sobre este tipo de situaciones hemos topado con un post espectacular en el blog ecología mental, lo define y lo ejemplifica muy bien y les hemos dejado un comentario felicitándoles; de este mismo artículo vamos a extraer algunos párrafos que creemos pueden ser de ayuda.
Ya lo dicen, hay amores que matan, la maté por amor, la maté porque era mía… no hace falta matar físicamente, o ahogar, o no dejar respirar ni crecer, hay relaciones que psicológicamente lo consiguen.
Hace años leí una frase muy interesante de Stefan Zweig los padres nos deberían dar raíces y alas; pero qué ocurre cuando las raíces no son estables ni nutridas y de las alas ni hablemos que no quieren ser dadas, hay demasiado miedo a quedarse solos como lo que deberían ser, pareja.
Algunos padres tienen comportamientos algo extraños y más bien enfermos con los hijos, ya sea por miedos, por desconocimiento del daño que causan, por muchos motivos, incluso me atrevería a decir porque no están bien formados ni personalmente ni como pareja, y cuando aparece el hijo, «es como una bendición», ya nunca volveremos a estar solos… ya
Me fijo que a menudo, los hijos únicos son fruto de parejas que no están bien, no es algo casual, seguramente si no estás bien con tu pareja no tienes ganas de tener más, y también puede ser que no se vean capaces de tener más porque tener un hijo también es depositar una parte de ti en él; y cuando lo ves crecer puedes llegar a vislumbrar lo bueno y lo malo que le has transmitido con tus actos.
Aquí comentan en ecología mental algo muy interesante, este tipo de parejas acostumbran a responder a esta situación: parecen destinados a vivir una situación sin salida y no se permiten tener ni crisis, ni escenas catárticas ni separaciones liberadoras. Este sólo conoce el silencio y la negación. Sin embargo, la tensión que este problema genera se va acumulando y tarde o temprano busca una válvula de escape a través de conflictos de segundo orden, que no resuelven para nada el impasse en sí.
La tensión entre la pareja puede venir dada por una infidelidad cuyas heridas no han cicatrizado o por una indefinición de la autoridad al interior de la pareja, la tensión puede derivar hacia discusiones sobre la economía familiar, el incumplimiento de roles, el desorden de la mujer o la falta de afecto del esposo. Tras muchos años estos conflictos de «guerra fría» pero con muchísimas agresión y violencia escondida pasan factura y desgastan a los jugadores y la partida acaba disputándose a favor de uno de ellos en contra del otro.
En estas situaciones, sea quién sea el hijo que más cercano está de esta situación siempre se acaba aliando con el que representa ser el más débil y tratan de ir contra el más «fuerte», como bien aparece en la imagen se genera entonces un trio de: «no siempre así», el padre puede estar como perseguidor, o como víctima y a la inversa… Perseguidor (padre) , Salvador (hijo/a) y Víctima (madre)
Derivado de este comportamiento a menudo también vemos hijos que manifiestan una enfermedad, continuas dolencias… curioso no? son los padres los que no se entienden y los hijos los que manifiestan dolencias psicológicas y psicosomáticas…
Extraído de ecología mental… Hace un par de décadas el equipo de terapeutas familiares italianos agrupados en torno a la llamada “Escuela de Milán” reflexionó sobre este fenómeno de entrometerse y querer ayudar; lo sistematizó y lo identificó como una de las principales causas familiares para el surgimiento de patologías severas (psicosis, trastornos de la alimentación, depresión, etc.). Lo bautizó como el “embrollo familiar” y lo catalogó como uno de los “juegos psicóticos de la familia” (Selvini y otros, 1995).
Esta situación la reconozco también con los hijos mayores, quizá también por ello muchos hijos mayores se juntan entre ellos o se juntan con hijos únicos… hay mayor empatía por el trato recibido y las sensaciones experimentadas.
Cuando una familia de 3 no es sana aparece este triángulo de 3 participantes; se siguen reglas (ocultas y negadas), siendo la principal que el juego continúe a cómo de lugar. Se establecen equipos (alianzas) y se busca no perder a toda costa. En este plan todo es válido, incluso el desarrollar alguna enfermedad mental con tal de ganar u obtener ventajas sobre el contrincante.
Justo ahora estaba pensando que esta situación también puede ser vivida en familias de más de 3 miembros en los que el hijo/a más sensible, o el último, el pequeño y último en abandonar sufre el miedo al «abandono del nido» y por tanto soporta la presión materna y paterna sobre sus espaldas…
Conozcamos mejor estos perfiles:
- El perfil del perseguidor
- El perfil del salvador
- El perfil de la víctima
Tras muchos años viviendo esta situación se pueden vivir situaciones en las que se ve al hijo y se le transmite la idea a los hijos que los problemas de pareja vienen dados por los hijos, por su mal comportamiento, incluso puede haber abuelos, amigos, tíos, vecinos que metan más bulla y digan te tienes que portar bien que sino haces enfadara a los papás y luego se pelean…
No me extraña nada que luego los hijo/as se crean omnipotentes, piensen que lo pueden solucionar todo, se sientan responsables y sientan el peso de la exigencia familiar y la responsabilidad de hacer feliz a la familia, si el mensaje que les están enseñando desde que nacen es tú nos haces felices y tus nos haces desgraciados; tú puedes aguantar, sostener y hacer sobrevivir nuestro matrimonio… o según los padres todo lo contrario, si se van, si se alejan, si no se posicionan…
Al final es el hijo/a quien acaba convirtiéndose en víctima pero no reconocida públicamente como ahora veremos; puede ocurrir, y conozco varios casos, lamentablemente más de 1 y de 5 donde el hijo/a acaba sufriendo una patología con todas las de la ley y de acuerdo a las características y peculiaridades del hijo: anorexia, bulimia, psicosis, intentos de suicidio, irse de casa de forma reiterada, relaciones sexuales tempranas de riesgo, relaciones amorosas truculentas, consumo de drogas, etc.
También conozco el caso de padres que aún viendo esta situación no son capaces que darse cuenta que la han provocado y que dichas patologías sí tienen una raíz en ellos, pero continúan diciéndole al hijo, «siempre estás enfermo», «no necesitas ir al psicólogo», «el psicólogo es un sacacuartos»…
Lo bueno es cuando el hijo/a puede salir de ese ambiente familiar, es capaz de tomar distancia, conseguir recursos para poder ir a terapia y así ser capaz de poder ganar perspectiva suficiente como para entender qué ocurre, cómo ha llegado ahí y cómo podrá afrontar la culpa, en el momento en el que abra los ojos conozca de verdad quiénes son sus padres y así pueda enfrentarse a ellos sea de forma directa, indirecta, mediante confrontación o como en cada caso surja.
Estaba pensando en escribir un apartado de recomendaciones pero creo que no debería ser yo quien lo haga, le pasamos el testigo a Erika y que ella desde la perspectiva profesional nos pueda ofrecer unos valiosos párrafos.
Desde Ecología Mental nos llegan estos consejos
– Por más amor que sientas hacia tus padres, nunca te involucres en sus conflictos conyugales, no puedes hacer nada para mejorarlos, y antes bien, puedes ser tú el que finalmente necesite ayuda.
– Si quieres entender realmente tu conducta o la de los demás, utiliza el contexto en el que se da y las interacciones que la rodean como las principales pautas de explicación. La conducta fuera de contexto no se entiende.
Pero esto con todo el cariño del mundo yo recomiendo sobretodo, ánimo, fuerza, paciencia, ganas de conocer la verdad y no tener miedo, generalmente es más lo que imaginamos que lo que sucede, así que ánimo y al toro.
Bibliografía interesante sobre el tema:
muy bueno el artículo de la triangulacion.
gracias
Muchas gracias, nos enorgullece que nos hagáis este comentario.
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