Hace unas semanas cortamos la relación con la persona con la que hacía más de 4 años y medio que estabámos. Muy duro, es como si te arrancaran un brazo, una parte de ti a la que te cuesta tantísimo renunciar pero que sabes que te hará bien. Ha sido todo muy traumático, no quiero entrar en detalles pero puedo decir que ha sido la decisión más seria, dura y dolorosa que he tenido que tomar hasta la fecha.
No había consuelo en casi nada, a veces en nada. Se apoderaba de mi la soledad, diferente en cada uno, cada uno tiene su propia soledad. Es una sensación de frialdad un dolor intensísimo en el pecho, en el corazón, una continua duda… ¿me estoy equivocando? ¿estoy acertando? Menos mal que este proceso ha sido acompañado de tratamiento psicológico y se ha podido analizar y reflexionar sobre lo que estaba viviendo en todo momento – importantísimo-. No por ello ha dejado de doler, pero sí se le ha dado un sentido a este dolor, no lo he dejado de sentir pero está menos presente, es menos contaminador de todos los aspectos y momentos de mi vida.
Crecer duele, cuando de pequeño te crecen los dientes, duele, pero es necesario, cuando te tiran el chupete, duele dejar de verlo, dejar de tenerlo, cuando creces unos centímetros te duelen las rodillas, pero sabes que es una transición, una época de contínuo pero lento crecimiento.
Tus entrañas te enseñan, no te engañan, te dicen poco a poco como vas a tener que ir avanzando, qué decisiones tomar, y puedes acabar viendo cómo los posos caen y queda lo que realmente ES, y lo que no es DEJAS de verlo.
Si eres el denunciador, cuando estás en plena ruptura normalmente vienes desgastado o muy cansado al haber pasado por muchas crisis, grandes o pequeñas, te fallan las fuerzas, estás carente de ilusión, dudas del futuro, niegas lo que ves porque sabes que no lo debes estar viviendo y si aún así sigues adelante sabes que estas viviendo una vida caducada, pasas por encima de lo que una y otra vez has visto que no va a funcionar.
Hacer este proceso solo, estar solo sin una persona especial a tu lado, a veces no es posible porque tienes necesidades no resueltas, y acudes a otras personas para compensar tus emociones y sensaciones depresivas, por eso nos puede dar por de repente volvernos un poco locos y acercarnos a personas que nos pueden ofrecer cama, sexualidad, actividad sexual, aunque no sea plena. A menudo también va ligado a sentir la necesidad de que te abracen y abrazar, estar en un ambiente acogedor, cálido, y ser escuchado y tener conversación. Pero qué ocurre cuando esto genera confusión…
Tú puedes estar absolutamente convencido de querer estar con otra persona, pero en momentos post ruptura abre más los ojos que nunca, ten en cuenta 3 cosas principalmente: intenta no acercarte a los demás por impulso (del que sea, puede ser sexual, emocional, por necesidad, por no estar solo…), intenta no hacer las cosas porque «tengas que», porque socialmente creas que «están bien o mal hacerlas», por gratitud con los que te han ayudado en la ruptura o han estado cerca de ti cuando más lo necesitabas, porque te sientas en deuda.
Entonces cómo acercarse en momentos de plena necesidad interior… empieza a hacer las cosas porque te convienen, porque es bueno para ti, no por impulso, ni porque debas o tengas que hacerlo, o porque te sientas en deuda.
Cómo salir de este círculo vicioso, si no sabes estar solo, si crees que solo no vas a estar bien… Atrévete a superar ese miedo poco a poco, recoge los pedacitos de tu esencia, coge lo que es tuyo, propio y vete acercando a lo que crees que tus entrañas toleran, no te hinches de eventos sociales, ni de quedar con personas que te vayan a hacer preguntas que no quieras, sepas o te apetezca contestar…
Ver no tiene fin. No airees tus sentimientos a la ligera y con cualquiera, emociones, tiempo con quien no los sepa cuidar, con quien no sea capaz de sostenerlos, con quien tenga más necesidad que tú de analizarlos. Habrá quien te pregunte, ¿Y cómo ha sido eso? Nunca lo hubiera dicho, vosotros con lo bien que se os veía… -lo que ocurre dentro de cada habitación es cosa de cada pareja, y no todos se merecen saberlo-. Las personas que quieren adentrarse en ti no tienen barreras, seguramente la mayoría no cerrará los ojos, sino que querrá ver más y más, saber más y más, pero no será para ayudarte, sino para alimentar su hambre de saber «cotilleo»…
Pon puertas inteligentes a tus espacios sagrados, protégete, con tu análisis, en de tu profesional y algún amigo, ya vale. No hace falta que estén las puertas entre abiertas o abiertas de par en par, para que lo conozcan todo de tu intimidad. Diferencia entre público, privado e íntimo.
Os recomiendo el cuento de Dulcinea y Abelardo que escribe una mujer en el libro de Nuria Mata Manipulación: la perversidad del pequeño poder.
¿te ha gustado? compártelo
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...