La editorial Ob Stare nos deleita con uno de los títulos más interesantes de este 2011: Una nueva maternidad. Reflexiones de mujeres en la red. El libro está escrito por madres bloggeras que se han conocido a través de las redes sociales y que han acabado escribiendo sobre todo lo que puede interesar a las madres de hoy en día: salud, conciencia, ecología, paz, neurociencias, recuperación de la fisiología y el poder femeninos, importancia de las emociones y el amor para la salud y el bienestar, libertad, placer, sexualidad, crecimiento personal. Todo esto precedido por el prólogo de Rosa Jové, lo cual ya da un nivel a la obra.
Son las 8 y media de la tarde y mi bebé de 9 meses empieza a rascarse la oreja y los ojos. Mi marido me mira con complicidad porque sabemos que son gestos inequívocos de que nuestro hijo tiene sueño. Yo me pongo cómoda (pijama) y el papá prepara la cama (la nuestra) y ya estamos listos para llevar a nuestro bebé a dormir.
Me encierro en nuestra habitación con el bebé en brazos y enganchado al pecho. Empiezo a cantarle todo el repertorio Disney que me viene a la cabeza y camino de arriba para abajo haciendo un leve balanceo. Mi bebé coloca su manita en mi barbilla y juega con ella.
Sigo con mi repertorio, a veces repito la misma canción sin parar, intento bajar la voz, respirar más lento y relajarme yo misma. Poco a poco mi hijo reacciona a mis técnicas de relajación y veo como empieza a cerrar sus ojitos, parece como si fuera una película de dibujos animados.
Por fin, cierra los ojos, deja caer los brazos y sigue mamando más paulatinamente. Ya hemos superado la primera fase, hoy con bastante facilidad. Muchas veces me quedo embobada mirándolo, tenía razón la abuela de mi marido cuando decía que dormidos los quieres el doble. Incluso parece que no pese 10 kilos.
Llega el momento de dejarlo encima de nuestra cama. Con una maniobra bien estudiada lo dejo tumbado en la cama sin que abra los ojos y, lo más importante, sin que se suelte del pecho. Yo me tumbo a su lado y dejo que mame todo lo que quiera mientras se duerme profundamente.
Es tan agradable que a veces me quedo dormida, otras veces entro en facebook o juego desde mi móvil. Es un momento para mi, nada ni nadie puede arrebatarme esos minutos de paz.
Una vez considero que se ha dormido del todo, intento salir de la cama del modo más silencioso posible (siempre me acuerdo del post de somlallet sobre levitar). Después lo rodeo de cojines para que no se caiga de nuestra cama y voy a disfrutar de una tranquila cena con mi marido o lo que me apetezca hacer esa noche.
Es posible que se despierte varias veces entre que lo dejo durmiendo y me voy a la cama. Cuando lo oigo llorar, voy lo más rápido posible, le dejo tomar teta hasta que se queda dormido y vuelvo a salir.
Finalmente, nos vamos a dormir los papás con el bebé. Nos quedamos fritos en pocos minutos después de llegar a la cama. El bebé mama a su antojo durante toda la noche y nos levantamos relativamente descansados al día siguiente.
Me siento muy afortunada y espero poder revivir este ritual muchas noches.
Evidentemente, también tenemos días malos, días en los que estoy agotada y quiero que se duerma más rápido, días en los que no se encuentra bien, días que.. te gustaría que pasaran rápido. Pero no por culpa de los días malos debemos olvidarnos de los buenos, que son la mayoría.
Cada vez me da más miedo la palabra método para la crianza de los hijos porque, según mi opinión, parte de 3 premisas básicas:
a. Hay algo en tus hijos que no va bien o podría no ir bien: un comportamiento erróneo, por ejemplo.
b. Hay que seguir un procedimiento previamente pactado para evitarlo o redimirlo, es decir, un método de adiestramiento.
c. Los niños no se merecen el mismo respeto que los adultos, son seres humanos de segunda clase.
En este sentido, me gustaría comentar 3 métodos:
1) Método Estivill
Muy a mi pesar, este método es bastamente conocido en España. Se sabe que Estivill copió a dos conocidos doctores (Spock-1920 y Ferber-1985) y redactó un método casi idéntico al suyo, basado en rutinas y horarios estrictos para ayudar al niño a dormir.
Es un método de adiestramiento basado en que el niño tiene un problema para dormir y que se debe solucionar imponiendo unas rutinas y actitudes para que el niño no se salga con la suya y pueda conciliar el sueño.
Os diría muchas cosas desagradables sobre este método, pero simplemente transcribo un breve apartado del libro “La crianza feliz” de Rosa Jové, psicóloga infantil e investigadora sobre los problemas del sueño:
“Cuando dejamos a un bebé llorando solo en su habitación, pasa miedo. Los estudios realizados midiendo el cortisol de estos niños así lo demuestran. A partir de ese momento se ponen en marcha los sistemas más antiguos de respuesta a la alarma: el sistema HHA (hipotálamo-hipofisario-adrenal), el sistema adrenérgico y las catecolaminas. Esto se denomina “estar activado”.[…] Los niños que lloran y no son atendidos prontamente pueden llorar desesperadamente hasta que la amígdala se colapsa. Como la naturaleza es sabia y sabe que el cuerpo no resistiría mucho tiempo una situación como ésta, suele compensarlo con la secreción de opiáceos, endorfinas y serotonina, que provocan una bajada de todo este sistema de alarma en el sujeto. […] Por lo tanto, si tenemos en cuenta que para su hijo ya era la hora de dormir, que encima se ha pasado un tiempo llorando (con el consiguiente cansancio) y que acaba de recibir una inyección brutal de opiáceos, endorfinas, serotonina, etc., lo normal es que caiga rendido y se duerma. Eso es la esencia de los métodos para dormir. Pero no se engañe, no ha aprendido a dormir; tan sólo está “autodrogado”.
Para mí, el método King se basa en utilizar el método Estivill durante todo el día, no solo durante la noche. Con lo que se basa en no atender a tu hijo jamás. Alimentarlo, asearlo y poco más, para que puedas seguir haciendo tu vida como si el niño no existiera.
Es una aberración y desagraciadamente existe, trata a los niños como si no fueran personas, lo podéis ver vosotros mismos:
Por suerte, este método de adiestramiento ya ha sido denunciado por varios organismos y está menos normalizado que el Método Estivill.
3) Método Amy Chua
Amy Chua es una mujer de origen chino que reside en Estados Unidos y que afirma que a los niños se les debe imponer las cosas desde muy pequeños, sin dejarle hacer lo que ellos quieren, ni siquiera decidir qué hacer con su tiempo libre o sus aficiones.
Todos estos métodos coinciden en que el niño no está haciendo lo que debería o que seguramente no lo hará. ¡Por supuesto! Un niño no DEBE dormir 8 horas como los adultos, ni DEBE comer lo mismo, ni DEBE controlar sus esfínteres, su carácter, sus habilidades sociales… los niños son niños y, poco a poco, a su ritmo, se adaptarán a su entorno con más o menos facilidad.
Si les respetamos, si les dejamos su espacio, si les escuchamos… quizás nos sorprenda ver su gran capacidad de aprendizaje, flexibilidad y adaptación. Y que muchas veces somos los padres los que tenemos que aprender de ellos.
No olvidemos que los niños también son personas y que, por lo tanto, se merecen el mismo respeto que nosotros. No porque sean más indefensos tenemos derecho a tratarlos como animales que hay que domesticar. Enséñale valores, no métodos, demuéstrale que le quieres y que le tratas como te gustaría que te trataran a ti.