Entrevista a Cristina Silvente, psicóloga perinatal

Cristina_Silvente

Esta es una entrada especial en la que entrevistamos a la psicóloga Cristina Silvente acerca del parto, la maternidad y la conciliación de la vida laboral y personal.
Como siempre a través de un discurso cercano y profesional, Cristina nos brinda un punto de vista optimista, que nos da a las mujeres la oportunidad de conocernos un poco mejor y afrontar con ilusión uno de los mayores retos de nuestra vida: ser madres.

P – ¿Qué es la psicología perinatal? ¿Cómo puede ayudar a la mujer?

R – La Psicología Perinatal es la especialidad de la Psicología que engloba los factores psicológicos relacionados con el embarazo, parto y postparto. En nuestro país no se suele conocer mucho, aunque desde otras ópticas siempre se ha tenido en cuenta estos momentos: la Psicología Evolutiva, la Psicología de la Salud…y desde algunas perspectivas teóricas se le ha dado mayor importancia: por ejemplo Psicoanálisis, aunque actualmente los profesionales que nos dedicamos a la Psicotraumatología le damos también un lugar.

Puede ayudar a cualquier mujer, su pareja o la familia a tratar o prevenir cualquier malestar que se pueda dar en estos momentos: desde la dificultad en quedarse embarazada, la pérdida del bebé, ansiedad, depresión, miedo al parto, un parto traumático, a trabajar por un apego seguro, el desarrollo neuroemocional del bebé, la lactancia materna, por nombrar algunos temas.

P – ¿Cómo sabemos si necesitamos acudir a este tipo de psicología? ¿En qué casos es más probable que precisemos acudir a un psicólogo perinatal?

R – Una persona debe acudir a un profesional de la Psicología cuando sienta la necesidad. Todavía hoy en día se tiene cierto reparo en hacer psicoterapia. Pero todo el mundo merece tener una mejor calidad de vida y más por el bebé que viene en camino o que vendrá. Las Psicólogas que nos dedicamos a este área estamos especializadas en embarazo, parto y postparto, nos hemos tenido que formar en los procesos normales y fisiológicos de este período, aunque tenemos también una importante formación en psicoterapia que será nuestra herramienta de trabajo.

La mayoría de mujeres o parejas que acuden a mi consulta son: por problemas de fertilidad, por haber tenido un parto traumático, porque tienen depresión postparto, han perdido el bebé que esperaban o tienen ansiedad.

P – ¿Es posible evitar el estrés postraumático? ¿Podemos prepararnos psicológicamente para evitarlo?

R – Sí, y tanto. Lo primero: construir seres resilientes. Y eso se hace desde que nacen. Atender las necesidades emocionales del bebé es casi más importante que darle de comer, cambiarle, etc, porque eso ayudará a crear las estructuras cerebrales relacionadas con el afrontamiento al estrés y la regulación emocional. Establecer un apego seguro es la base de una buena salud mental.

En cuanto al estrés postraumático después del parto, ayudaría mucho que la atención al parto cambiara: que se diera mayor información, que se dejara elegir de verdad, que se evitaran partos instrumentalizados y cesáreas, la separación del bebé, y que una vez pasara una situación no prevista, se atendiera emocionalmente a la mujer, no se minimizaran sus sentimientos, ni se la dejara sola. También hay cosas que se pueden trabajar desde el embarazo: atendiendo desde la salud y no desde la patología, dando confianza, sensación de poder, dar herramientas.

Las mujeres deberíamos informarnos, contrastar esa información, visitar lugares y profesionales igual que cuando vamos a comprar un piso, un coche o preparamos el día de la boda.


P – ¿Parir es necesariamente traumático?

R – Esto viene en relación con algo que iba a añadir en la pregunta anterior. No, por supuesto que un parto no es traumático. Se nos ha vendido la imagen que es el peor dolor, que es muy peligroso, y no se nos ha dado para nada la imagen o la opción a ver el parto como una experiencia satisfactoria, incluso gozosa. Cuando tenemos esa imagen lo normal es que nos de miedo y el miedo muchas veces provoca toda una serie de consecuencias: las mujeres que tienen más miedo son las que piden más la epidural, o exigen una rapidez en el parto, por ejemplo. El miedo provoca más dolor, más comportamientos evitativos…Luchar contra ese miedo social a veces es luchar contra Goliat.

P – ¿La maternidad es algo desnaturalizado en la sociedad en la que vivimos?

R – En mi opinión sí. Por un lado, se ha tecnificado. Y cuando hablo de tecnificado es en todos los sentidos: desde el control médico hasta el control psicológico. Lo queremos tener todo controlado y la naturaleza no se puede controlar, se puede acompañar. O se debería. Se ha introducido mucha tecnología en controlar el parto, la lactancia, mucho control en cuando quedarnos embarazadas y cómo, cómo volver a ser las de antes, sin tener en cuenta que el cuerpo ha cambiado y la mente también. Es una absoluta falacia pensar en volver a ser las mismas que antes de embarazarse, primero porque las experiencias han dejado una huella, y, segundo, porque biológicamente los bebés en crecimiento en nuestro útero dejan su huella también biológica: se sabe que sus células pasan al cerebro de la madre y lo regeneran. Se piensa más en producir que en criar. Y así nos luce el pelo en temas de educación y la medicalización de la infancia. Cuando demos la importancia que tiene la maternidad y la crianza muchas cosas cambiarán.

P – ¿Es posible una conciliación profesional-maternal?

R – Sí, pero no tal y como se está enfocando en la actualidad. Una mayor conciliación no son más guarderías, es más tiempo con los hijos e hijas. Y eso significa menos horas de trabajo o más compactadas. Lo ideal sería tener bajas maternales largas, similares a las de otros países de la comunidad europea y que las madres opten si quieren volver al trabajo. Una de las mejores soluciones es el trabajo a tiempo parcial. Todo ello es una inversión de futuro.

P – ¿Existen ejemplos de mujeres que hayan tenido “éxito” en este aspecto? Es decir: personas que hayan conciliado su vida profesional y personal de una manera exitosa.

R – Creo que las que han tenido opción a ampliar las bajas maternales y reducir sus jornadas de trabajo. Otras llevando el trabajo desde casa. Muchas profesionales liberales lo han podido conseguir, aunque la mayoría en detrimento de sus ingresos económicos, pero las que conozco están muy satisfechas.

P – Muchos profesionales nos venden las claves del éxito maternal… ¿Qué nos recomiendas a las madres y padres de hoy en día para afrontar esta etapa de nuestras vidas?

R – Es una pregunta muy amplia. Intentaré contestarla. Primero de todo acompañarse de personas e información hacia la salud y los recursos. El cuerpo de la mujer está diseñado para crear, parir, criar, como cualquier otra función humana: normalmente el cuerpo sabe hacer la función digestiva, sólo algunas veces falla, pues esto igual. Guiarnos un poco por lo que sentimos y no tanto por informaciones externas. Si queremos información fiable, por ejemplo, los organismos oficiales como la Organización Mundial de la Salud o el Ministerio de Salud (Estrategia de Atención al Parto Normal o al Embarazo) son la mejor guía. Normalmente las asociaciones de mujeres tienen links a estas guías y recomendaciones.

La preparación a la maternidad y paternidad es muy positiva.

Si la mujer ya está embarazada, estos meses pueden ser un tiempo muy valioso para trabajar miedos, emociones, sensaciones, para buscar recursos que puedan darnos apoyo, fuerza, seguridad.

Ante cualquier problema, dificultad, reto, existimos profesionales que podemos ayudar y dar apoyo. Así que estaremos encantados de hacerlo.

Julieta Venegas: ejemplo de parto y crianza natural

Es un placer leer que personas conocidas como Julieta Venegas apuestan por el parto natural en casa y la lactancia prolongada. Las artistas famosas son un ejemplo a seguir en muchos aspectos: belleza, salud, estilo de vida… así que es fantástico que también apuesten por un parto natural y humanizado, que demuestre a las mujeres que somos perfectamente capaces de dar a luz por nuestros propios medios y sentirnos orgullosas de ello. Además, ella lo ha hecho siendo primeriza, que tiene más valor si cabe. Pero lo que más valoro es que se haya informado tanto y haya sido tan valiente para tirar adelante el parto que ella deseaba, y así lo ha conseguido. Lo que decía… ¡un ejemplo! Gracias Julieta!!

6 meses como mínimo

Ante todo, que conste que no soy fumadora y que detesto profundamente el tabaco. Aun así, me gustaría hacer una simple analogía:

Fumar esta prohibido cada vez en más lugares. Existe un acoso social y legal constante hacia las personas que fuman. No pueden fumar en casi ningún local, los paquetes de tabaco llevan frases lapidarias e incluso fotografías impactantes para conseguir disuadirlos y que no fumen, se han eliminado las campañas publicitarias del tabaco y se han sustituido por campañas anti-tabaco, la señal de prohibido fumar está cada día más presente en el paisaje urbano… Aun así, los fabricantes pueden seguir vendiéndolo y no se ha ilegalizado. ¡Menuda contradicción! ¿Cómo puede existir un acoso tan grande hacia los fumadores si fumar no es ilegal? ¿No es irónico? o peor… ¿No es hipócrita e injusto?

Es la misma situación que vivimos las madres de hoy en día.Y os diré por qué:
Dar el pecho a nuestros bebés es fundamental. Existen recomendaciones en este sentido a todos los niveles: médico, social, político, nacional e internacional… DEBEMOS DAR LECHE MATERNA a nuestros hijos DE MANERA EXCLUSIVA hasta los 6 MESES DE VIDA, después seguirá siendo el alimento principal hasta el año y se prolongará lo que la madre y el hijo quieran. Lo recomienda la OMS, la Asociación Nacional de Pediatria, todos los libros y cualquier médico o pediatra que consultemos. ¡Vamos a hacer números! 6 meses son unas 26 semanas… y en España tenemos 16 míseras semanas de baja maternal (¡eso si no la compartimos con la pareja!). Así que si se supone que la pobre criatura debe comer exclusivamente leche materna y la madre NO ESTÁ porque debe volver al trabajo… ¿qué pasa con las lactancias exclusivas de 6 meses?

Baja maternal de 6 mesesSí se puede dar el pecho de manera exlusiva porque existen los sacaleches, la hora de lactancia y la santa paciencia de las madres. ¡No es que no se pueda! Se puede. Lo han demostrado muchísimas madres. Aun así, no es nada sencillo y muchas acaban dejando la lactancia o introduciendo alimentos a los bebés desde muy pequeños para poder vivir la separación de un modo más llevadero. Total, parches y más parches porque las madres y los hijos no tienen el suficiente apoyo legal para vivir la maternidad EXCLUSIVA que les pertoca. Y no sólo se trata de comida, también el amor, atención, calor y simple presencia de la madre es fundamental para el desarrollo de los hijos ¿cómo sustituimos algo tan indispensable?

Nos lanzamos a la calle para apoyar a nuestro equpo de de fútbol… ¿seremos capaces de sumar voces en pro de lo que realmente nos atañe? Hablamos de nuestros hijos…

Sin más, os dejo con la iniciativa argentina que ha inspirado este post. ¡Un saludo!

Lactancia materna: construyendo el ser humano

Llega el VIII Congreso FEDALMA que tendrá lugar los próximos 1 y 2 de julio de 2011 en Castelldefels (Barcelona). Bajo el lema “Lactancia materna: construyendo el ser humano” se van a reunir especialistas, asesoras de lactancia, doulas, madres y otras personas interesadas en este tema. El objetivo del congreso será potenciar la lactancia materna y su disfrute tanto para las mamás como para los pequeños de la casa desde los vínculos y las ayudas de todo el entorno de las familias. Como cada año, el congreso también tiene la función de formar a las asesoras, informar sobre las últimas investigaciones y ofrecer espacios para dialogar entre profesionales, asesores, asociaciones, grupos de apoyo y madres.

Para más información.

Lactancia versus anorexia

Quiero compartir con vosotros la experiencia de una madre que me ha emocionado especialmente.
Ella ha compartido su historia en el ya citado blog Som la Llet, os traduzco algunos párrafos. Disculpad de antemano por la calidad de la traducción:

Amor puro en vena

«Soy Maria, tengo 36 años y he sufrido un trastorno alimentario durante 15 años, llevo 5 años de terapia y he de reconocer que hay un antes y un después des del nacimiento de mi hijo y puedo afirmar categóricamente que mi LACTANCIA juntamente con mi hijo me han curado…

El embarazo fue una gran sorpresa ya que fruto de mi enfermedad las reglas eran escasas y muy irregulares, sabía que no sería fácil quedar embarazada y no entraba dentro de nuestros planes, per de golpe apareció aquél positivo que me hizo tomar conciencia de la importancia de la alimentación. Fue un embarazo que me dejó al abismo, o comía o lo perdía ya que pesaba 52kg y mido 1,79cm. La comadrona que me vio en el primer control me lo dijo muy claro.

El embarazo fue fantástico, sin dolor y con un montón de sensaciones y experiencias que nunca creí que viviera con tanta intensidad. Lo más difícil era la alimentación pero no me rendí y todo salió bien, además mi cuerpo para compensar cogió 25 kg de reservas por si acaso volvía a haber restricciones de comida. Seguí una dieta de embarazadas para no engordarme pero que incluía mucho más de lo que yo hasta entonces conseguía comer, tuve que hacer verdaderos esfuerzos porque me parecía una barbaridad ingerir mil calorías; maldito trastorno, pero lo hice.

El nacimiento de Antonio en un parto normal (completamente intervenido) del que en esos días no tenía queja (ahora sí) vi el milagro de la vida en mis brazos y comenzar a amamantarlo fue una prolongación de este mismo milagro.

Antonio pesó 2.420 gramos y estaba perfecto pero aun y así no pude evitar la tentación de darle bibes de ayuda. Pero como que no podría soltarlo de mis brazos, la lactancia materna se instauró completamente y en menos de un mes él rechazaba las ayudas y yo me sentí capaz de “nutrir” en todos los sentidos y así hasta hoy que han pasado tres años y medio y seguimos.

Cuando afirmo que mi lactancia es responsable en mayor medida de mi recuperación lo hago porque la parte emocional con este vínculo con mi hijo me ha devuelto este amor que me había faltado antes, amor intenso y real en cada mirada y en cada gesto. He tenido el placer de comprobar cómo nos nutrió a los dos al mismo tiempo y como a cada paso yo ganaba seguridad, serenidad y por fin paz conmigo misma. Cada vez que mi hijo me ha regalado un rato de “lechita” para mí era un rato de amor puro.

[…]

Por descontado que recibo amor, afecto y comprensión de mi marido y de mi madre, pero no es similar a este tipo de vínculo que se establece con la lactancia. No quiero hablar de los beneficios para mi hijo porque ya los conocéis de sobras, sólo quería compartir con vosotros los beneficios reales y tangibles que la lactancia ha tenido en mí. Ya no necesito la aprobación del espejo, la lactancia me ha ayudado a ser útil y querida.


No he traducido todo el post para no extenderme. María explica cómo tuvo un aborto posterior y que la lactancia ayudó mucho en todos los sentidos. Me he emocionado con este testimonio, creo que transmite muy bien el vínculo que se consigue con la lactancia entre una madre y su hijo.

¡Buen día a todos!

La bata blanca no les da sabiduría

A las 4 de la mañana (3 horas después de irme a dormir) empezó todo. Mucha gente ha pasado por esto y más estos días, era una gastroenteritis de las buenas. Fue una noche dura, no solamente por encontrarme mal sino porque no podía atender a mi hijo tal y como lo hubiera hecho en otras ocasiones. Entre visitas al baño, le daba el pecho a mi bebé cada vez que este lo reclamaba.  No os daré detalles, seguro que os imagináis que fue duro.

Por fin llegó la mañana y mi hijo se despertó tan tranquilo, así que aproveché para pedir el relevo a mi marido y, además, suplicarle que fuera a la farmacia a por un Primperan, que sabía que me iría bien. No es bueno auto medicarse y menos dando el pecho, así que fui corriendo a la fuente de información más fiable que conozco sobre el asunto: el Hospital de Denia. La división de Pediatría de este hospital ha creado la página web www.e-lactancia.org donde informa de la compatibilidad de los medicamentos, plantas, tóxicos y enfermedades con la lactancia materna.

Consulté el medicamento “por producto” y me apareció la información al instante. El Primperan es un antiemético, que no tengo ni idea de lo que significa, la cuestión es que el riesgo con la lactancia es de 0, literalmente SEGURO, COMPATIBLE.  Y añade: incrementan la producción de leche por aumento de la prolactina.

Es decir, que no solamente puedo tomarlo sino que además aumenta mi producción de leche, evidentemente, advierte sobre no utilizarlo como galactógogo sin control sanitario.

Total, que podía tomar Primperan tranquilamente.

A todo esto llegó mi marido de la farmacia con Ultra levura – un compuesto de bacilos, hongos productores de ácido láctico – y le miré con la cara descompuesta. Llevaba unas 7 horas pasándolo fatal, esperando a tomar algo que me ayudara y me traía «eso». Y entonces me contó que la farmacéutica había leído el prospecto del Primperan y dijo que yo no podía tomarlo porque estaba amamantando a mi hijo. Yo estaba bastante enfadada. Le conté a mi marido que el Primperan era compatible y que fuera a buscar el medicamento cuanto antes. Él, cumplidor, volvió a buscarlo y lo compró aun y con la insistencia de las farmacéuticas que le desaconsejaban que lo tomara sin una prescripción médica por nuestro hijo. Vamos, que se lo vendían  pero que estaba totalmente contraindicado.

El pobre llegó con el medicamento pero hecho un mar de dudas. Tuvimos que llamar a un médico amigo que nos dijo que no pasaba nada pero que tomara un medicamento alternativo. Lo tomé y nada, yo seguía igual de mal.

Así que utilicé el comodín de la llamada a la persona que más me fio de lactancia materna: Alba Padró,que es la persona que atiende las consultas telefónicas en ALBA lactancia materna. La llamé (domingo) y me confirmó que podía tomar Primperan, que no había ningún peligro para el bebé.

Yo estaba la mar de tranquila después de la llamada y quería tomarlo. Mi marido, que había estado bajo la presión de las farmacéuticas, no lo tenía tan claro. Y nuestra decisión fue que él se llevaba el bebé unas horas fuera y yo me tomaba la medicina, lo cual me fue muy bien para descansar. Comencé a sentirme mejor al poco rato.

Lo que me fastidia es que me podía haber tomado el medicamento horas antes, encontrarme mejor y estar con mi familia, y todo porque unas farmacéuticas están desinformadas y se fían de los prospectos, que no hacen más que cubrirse las espaldas.

Dar el pecho no tiene por qué ser sinónimo de sufrir. Por favor, responsables de la salud, ¡informaos! No os quedéis con los apuntes de la facultad, seguid formándoos e intentad estar cerca de expertos sobre la materia. Tuve la suerte de haberme informado y conocer fuentes de información fiables, pero no todo el mundo tiene por qué conocerlas, los profesionales de la salud sí tienen la obligación profesional y moral de estar informados, no las madres!

Vamos a la cama

Son las 8 y media de la tarde y mi bebé de 9 meses empieza a rascarse la oreja y los ojos. Mi marido me mira con complicidad porque sabemos que son gestos inequívocos de que nuestro hijo tiene sueño. Yo me pongo cómoda (pijama) y el papá prepara la cama (la nuestra) y ya estamos listos para llevar a nuestro bebé a dormir.

Me encierro en nuestra habitación con el bebé en brazos y enganchado al pecho. Empiezo a cantarle todo el repertorio Disney que me viene a la cabeza y camino de arriba para abajo haciendo un leve balanceo. Mi bebé coloca su manita en mi barbilla y juega con ella.

Sigo con mi repertorio, a veces repito la misma canción sin parar, intento bajar la voz, respirar más lento y relajarme yo misma. Poco a poco mi hijo reacciona a mis técnicas de relajación y veo como empieza a cerrar sus ojitos, parece como si fuera una película de dibujos animados.

Por fin, cierra los ojos, deja caer los brazos y sigue mamando más paulatinamente. Ya hemos superado la primera fase, hoy con bastante facilidad. Muchas veces me quedo embobada mirándolo, tenía razón la abuela de mi marido cuando decía que dormidos los quieres el doble. Incluso parece que no pese 10 kilos.

Llega el momento de dejarlo encima de nuestra cama. Con una maniobra bien estudiada lo dejo tumbado en la cama sin que abra los ojos y, lo más importante, sin que se suelte del pecho. Yo me tumbo a su lado y dejo que mame todo lo que quiera mientras se duerme profundamente.

Es tan agradable que a veces me quedo dormida, otras veces entro en facebook o juego desde mi móvil. Es un momento para mi, nada ni nadie puede arrebatarme esos minutos de paz.

Una vez considero que se ha dormido del todo, intento salir de la cama del modo más silencioso posible (siempre me acuerdo del post de somlallet sobre levitar). Después lo rodeo de cojines para que no se caiga de nuestra cama y voy a disfrutar de una tranquila cena con mi marido o lo que me apetezca hacer esa noche.

Es posible que se despierte varias veces entre que lo dejo durmiendo y me voy a la cama. Cuando lo oigo llorar, voy lo más rápido posible, le dejo tomar teta hasta que se queda dormido y vuelvo a salir.

Finalmente, nos vamos a dormir los papás con el bebé. Nos quedamos fritos en pocos minutos después de llegar a la cama. El bebé mama a su antojo durante toda la noche y nos levantamos relativamente descansados al día siguiente.

Me siento muy afortunada y espero poder revivir este ritual muchas noches.

Evidentemente, también tenemos días malos, días en los que estoy agotada y quiero que se duerma más rápido, días en los que no se encuentra bien, días que.. te gustaría que pasaran rápido. Pero no por culpa de los días malos debemos olvidarnos de los buenos, que son la mayoría.

El embarazo, cuídate e infórmate

Desde el día que sabemos que estamos embarazadas hasta que llega nuestro bebé, tenemos una larga espera que puede parecer interminable. Una vez tuve a mi bebé no pude evitar pensar que debería haberme preparado más a todos los niveles, pero sobre todo a nivel psicológico.

Preparar el cuerpo

Preparar el cuerpoLos que me conocen saben que estoy en contra de la obsesión por no engordar (tanto en el embarazo como en cualquier momento de la vida). Es curioso como después nos pasamos los primeros años del bebé obsesionadas para que engorde. Aun así, considero que el embarazo es una muy buena excusa para cuidarse: tomar más fruta y verdura de lo habitual, y disminuir las galletas, chocolates, cruasanes y todo lo que suene así de apetitoso.

En mi caso, los primeros meses no engordé nada y, de golpe, engordé 8 quilos. Mi ginecóloga me pidió el máximo cuidado con la dieta y que, entre otras cosas, eliminara la fruta porque, según ella, engordaba mucho. Textualmente me dijo “no me importa que comas bien, solamente que comas poco”. ¡Madre mía! A mí me pareció una barbaridad, así que me fui rápidamente a ver a mi endocrino de confianza, que prescribe los mejores alimentos para la formación del bebé y la salud de la madre. Mi nueva dieta, rica en verdura y fruta, no me engordó más de lo necesario a partir de ese momento.

Ojalá hubiera ido a visitar a mi endocrino desde el principio, además te adapta la dieta según la etapa del embarazo en el que te encuentres.

Por otro lado, vale la pena hacer algo de ejercicio. Recomiendo andar cada día un poco y hacer una sesión medianamente intensa una vez a la semana. Nuestro cuerpo sufre muchísimos cambios internos y externos durante todo el proceso del embarazo y vale la pena fortalecerlo para que todo sea un poco más fácil.

Preparar el parto

Las clases pre parto no son suficientes, y mucho menos si las clases las haces en el misma clínica dónde piensas parir. Mi ginecóloga me comentó en una ocasión “yo prefiero que no te informes demasiado para que no te hagas falsas expectativas sobre el parto”, por suerte, sí me informé.

Yo hice las clases pre parto con una comadrona especializada en partos naturales en casa y es muy recomendable. Además de contarnos todo lo que podíamos esperar del parto en sí, nos advirtió sobre los “protoculos” de los hospitales públicos y privados. Algunas cosas básicas a tener en cuenta:

–          Tipos de parto: vuestro parto no tiene por qué ser como la comadrona o ginecóloga ha previsto. Al contrario, debe ser el máximo de parecido a lo que vosotros hayáis pensado. Informaros sobre todas vuestras opciones y redactad un plan de parto para dejarlo por escrito.

–          Libertad de movimiento: pedid que os dejen moveros a vuestro antojo durante el parto, que os podáis colocar en la postura que mejor os vaya a cada una, que os dejen disminuir la luz de la habitación dónde os encontráis, que podáis comer y beber según necesitéis para coger energía , etc.

–          No dejéis que os infantilicen: el parto es vuestro, sois más que capaces de parir, lo han sido todos los millones de mujeres que ha habido antes de nosotras y lo serán nuestras sucesoras. No hace falta que os pongan edemas (supositorio para eliminar las heces) ni episiotomía (corte en la vagina para que quepa el bebé), entre otros. Un apunte sobre la episiotomía: la OMS establece que un 10-15% de las parturientas pueden precisar una episiotomía, en España se realizan en un 85% de los partos. Es decir, que se hace por sistema.

–          Que no os separen: si miráis quenooseparen.org podréis encontrar las mil razones de por qué no deben separar a un bebé de su madre en ningún momento desde que nace. No es necesario y es contraproducente.

–          Da el pecho: no te lo pienses, amamanta a tu bebé. Los beneficios son infinitos a todos los niveles y las ayudas son más de las que parece en un primer momento. Acude a un grupo de lactancia. Son madres que ayudan a otras madres sin ánimo de lucro, porque saben que los profesionales de la salud no están siempre bien informados. Es importante que sepas que dar de mamar no duele, ni causa grietas, ni te estropea el pecho… al contrario, es placentero y evita muchas enfermedades, entre ellas, el cáncer de mama.

Preparar la mente

Preparar la menteMuchas mujeres se preparan el cuerpo y el parto, pero se olvidan de la mente. Llega el bebé y nos damos cuenta de lo vulnerables que somos, nuestro bebé llora a todas horas, nuestro cuerpo no nos responde como pensábamos, nuestra pareja no es el atento galán que habíamos pensado, nuestra madre o suegra no nos ofrecen la ayuda que habíamos previsto…  Para prepararnos recomiendo dos cosas que pueden hacerse a la vez: sesiones de psicología y muchos libros. Algunos títulos que a mí me han ayudado: cualquier libro del pediatra Carlos González o Laura Gutman, Amar sin miedo a malcriar de Yolanda González Vara, Nuestros hijos y nosotros de Meredith F. Small, El bebé es un mamífero de Michel Odent, Crianza Feliz o Dormir sin lágrimas de Rosa Jové, etc. También podéis acudir a páginas web como www.crianzanatural.com o www.elpartoesnuestro.es o revistas como El Mundo de Tu Bebé o Vivir en Familia.

Pero la mejor manera de hacer una buena inmersión en el tema es acercarnos a otras madres que lo hayan sido recientemente, si no tenéis ejemplos cercanos de embarazos, partos o crianza, no dudéis en visitar grupos de madres, grupos de lactancia, foros online relacionados, etc. La gente que ha pasado por todo esto está deseando contarlo a otras madres para que puedan aprender de su experiencia y seguro que seréis más que bienvenidas.